viernes, 10 de mayo de 2013

Un sueño llamado... Rocío

Días después de la procesión de la Blanca Paloma el Lunes de Pentecostés, conversando con un gran amigo mio, le quise explicar lo que es "el Rocío".

- Amigo mío, siéntate a mi vera que quiero explicártelo.
- ¿Has comprendido alguna vez eso de "no tengo palabras para explicar lo que siento"?
- Pues yo ahora si. Sé que muchos la única idea que tienen del Rocío es la de juerga, pero seguro que no me equivoco cuando las personas que lo piensan no han hecho nunca el camino.
- El principal motivo de esta peregrinación no es otro que el de poder tener nuestro momento de fe, como creyentes que somos, y poder verle la cara a la Blanca Paloma. Rezar y pedir por los nuestros, darle las gracias a la señora por todo lo bueno y mostrarle nuestro amor cantando, bailando y hablando con ella.
- El camino está lleno de emociones: la salida desde nuestro pueblo; las noches de rezo y cante junto al simpecao, con la luz de las estrellas y el calor de la candela; escuchar cada mañana al tamboril despertándote; bautizarte en el Quema; recorrer las calles de Coria del Río; ver a los bueyes subir los escalones de la Iglesia de la Magdalena de Villamanrique; pasar por el puente del ajolí; llegar a la aldea y presentarse ante la Virgen...
- Y llega el lunes, Lunes de Pentecostés, una mañana en la que el brillo del sol queda en un segundo plano, eclipsado por la belleza de la Virgen del Rocío. Muchas emociones que se juntan en los minutos que tienes frente a ti a tu madre, a la Madre de Dios.
- El Rocío significa familia, amistad, amor y hermandad.

De repente me desperté en mi cama, rezando para que ese sueño fuera realidad. Daría lo que fuera por poder contarle a los demás lo que es "el Rocío". Pero simplemente era un sueño, un sueño que se que algún día se cumplirá.

No he tenido la suerte de nacer en un ambiente rociero y cada vez que llega mayo me entristezco por no poder irme con mi hermandad de Fuengirola. Pero sé que por muy larga que sea la espera, aún mayor será la recompensa. Y ese día llegará, el día en que me coloque los botos, salga de mi casa y no vuelva hasta haberla visto entre esa marea de almonteños. Ese día podré decir que he cumplido un sueño llamado... Rocío.