Queridos cofrades, acaba el año 2013, un año que quedará en nuestra memoria por los actos organizados por las hermandades en el año de la fe. Pero por las hermandades de nuestra capital y provincia, todo ha de ser dicho. Se nos presentaba una oportunidad única para hacer algo extraordinario, y nuestra desagrupación de cofradías ha sabido desaprovecharla al máximo creando algo (extra)ordinario.
Nos hemos estancado en las conferencias, en las catequesis y en la contemplación del misterio de fe, todo ello imprescindible para la maduración del ser como cristiano, pero algo ha faltado, no solo bastaba con poner un lazo blanco y rojo en el arco de campana o en una vara de palio. Aún así, no todo son tirones de orejas, y es que los Grupos Parroquiales, tanto el del Carmen como el de la Salud, han sabido responder a las exigencias de nuestros cofrades fuengiroleños, ya sea con un besamanos extraordinario o con un concierto de marchas procesionales en pleno mes de noviembre.
Por último, hago mías unas palabras pronunciadas por el Santo Padre en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Río de Janeiro y que deberían ser reflexionadas por las hermandades, -¡salgan a la calle! ¡quiero lío!-.