Una imagen que sustituye a los carteles de pintura de los últimos años, verdadero acierto hacerlo con un fotógrafo que mira a través un objetivo, no solo cofrade, sino cristiano de los pies a la cabeza. El cartel puede parecer la foto más sencilla del mundo, pero tiene fuerza, transmite mucho más que otros carteles, y más aún si lo interpretamos de la manera que lo hace su autor.
Sin más que decir, yo creo que estamos ante un cartel magnífico de la Semana Santa de Fuengirola.
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